La agresión por internet
tiene consecuencias negativas para todos los implicados (agresores, víctimas y
observadores), aunque lógicamente, los que salen peor parados son
las víctimas.
A través de distintos
estudios, se ha demostrado que la agresión por internet causa los mismos
efectos que la agresión tradicional, y el hecho de que la agresión sea virtual
y no de forma directa o física, no constituye un efecto protector sobre la
víctima.
Las consecuencias que se han
demostrado hoy en día son las siguientes:
Las víctimas
de agresión tienen mayores probabilidades de sufrir síntomas depresivos y de a ansiedad, problemas de
comportamiento y ajuste social, y consumo de drogas.
La víctimas de agresión
ven mermada su autoestima y autoconfianza, empeoran sus resultados académicos, y disminuyen sus relaciones sociales.
Muchas víctimas
de agresión se pueden convertir en acosadores.
El agresor produce
sentimientos de ira, rabia, tristeza, frustración e indefensión en
las víctimas.
Los ciber-agresores suelen
tener mayor probabilidad de desconexión moral, falta de empatía, personalidad y
comportamientos antisociales, absentismo escolar, consumo de drogas y conducta delictiva.
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